“A la noche, cuando cierro el negocio, hago el arqueo de la caja y separo la plata para pagarle a los proveedores. Por la inflación, mis compras son cada vez más caras y, por lo tanto, necesito más plata. Entonces, para ganar tiempo y para no equivocarme me compré una contadora de billetes. La verdad, en la situación actual, es una ventaja”, afirma Sebastián Aguirre, propietario de una distribuidora mayorista de bebidas. La situación que describe el comerciante es uno de los factores que explica el aumento de la masa monetaria, es decir la cantidad de billetes que circulan en la economía. Esta situación y el avance de la inflación (que en 2014 fue del 36%, según las consultoras) causaron un curioso fenómeno: un “boom” en las ventas de máquinas contadoras de billetes.
Según fuentes consultadas por LA GACETA, históricamente los usuarios habituales de estos aparatos fueron los bancos, los casinos y las casas de cambio. Sin embargo, en los últimos cuatro años, muchos comercios de mediana y de baja escala, como locales mayoristas, pequeños supermercados y centros de pagos decidieron comprar contadoras de dinero para transacciones que no pueden concretarse mediante el sistema bancario.
En su último informe monetario, el Banco Central precisa que en el circuito financiero formal y en poder del público hay 4.752 millones de billetes, de los cuales el 66% son de $ 100, la mayor denominación disponible en la Argentina. Además, según indica la consultora Economía & Regiones (E&R), la base monetaria se aceleró del 22% anual, registrado a fines de 2014, hasta el 30% en febrero.
Este aumento de la emisión de billetes, advierte la consultora, responde a una política sostenida del Gobierno nacional para financiar el déficit fiscal. En el primer bimestre de 2015, el rojo en las cuentas públicas representó el 5% del stock de billetes emitidos, es decir un 3% más que en el igual período de 2014.
Víctor Rosas, gerente comercial de una empresa que comercializa máquinas contadoras de dinero, afirma que las ventas vienen en aumento desde hace varios años, pero aclara que se aceleraron en los últimos cuatro. “Por la inflación, creció fuertemente la cantidad de circulante. A esto se suma que no hay billetes de nominación más elevada, como $ 500 o $ 1.000. Entonces, los comerciantes pequeños y medianos necesitan contar una gran cantidad de papeles para sus transacciones. Por eso se popularizó el uso de las contadoras”, explica el representante.
Lisandro Romero, empleado de un centro de pagos, asegura que usar estas máquinas electrónicas permite acelerar el trabajo. “En nuestro local, los clientes pagan boletas de servicios como agua, gas, luz y celulares. La mayoría de las operaciones que hacemos a diario promedian los $ 3.000 o $ 4.000. Entonces, la máquina contadora se vuelve muy útil para ganar tiempo y para evitar errores en el cobro”, remarca el encargado del local.
Por su parte, Ignacio Farías, propietario de un pequeño supermercado de barrio, afirma que la contadora automática le permite preparar el dinero para pagar operaciones que sólo puede hacer en efectivo. “Los proveedores me traen la mercadería al negocio y tengo que abonarles en efectivo. No puedo hacer una transferencia bancaria. Me di cuenta que, con la cantidad de billetes que necesito separar, me convenía comprar una contadora automática. Antes me quedaba hasta tarde contando plata”, apunta el comerciante.
Otra de las ventajas que ofrecen las máquinas electrónicas es que pueden detectar billetes falsos. Rosas advierte que estos aparatos tienen dos detectores de billetes apócrifos. Uno es magnético, que sirve para revisar la validez de dólares y de euros; el otro funciona con una luz ultravioleta que sirve para controlar los pesos. “El detector de dólares y de euros funciona bien; el de pesos anda mal porque la luz ultravioleta sólo sirve para confirmar si el papel es original. El problema es que, en la actualidad, la mayoría de los billetes falsos se confeccionan con papel original”, subraya.
Para mejorar las posibilidades de detectar dinero falso, Rosas señala que es recomendable usar máquinas clasificadoras o validadoras de billetes. “Estos equipos escanean la imagen que viene impresa en el papel. Como esta imagen no puede ser fraguada, la detección es muy buena”, recalca. “El precio de una máquina clasificadora supera cuatro o cinco veces el de una contadora”, finaliza el gerente comercial.